El reciente colapso de plataformas y servicios de seguridad en la nube evidenció que un incidente digital de gran escala ya no es solo un problema tecnológico: afecta empleos, continuidad operativa y confianza pública. En Chile, el debate debe dejar de ser técnico para volverse estratégico, porque las interrupciones masivas generan impactos económicos severos.
Los datos lo confirman: solo uno de cada cinco líderes considera eficaz su estrategia; el 76% tarda seis meses o más en responder incidentes y el 63% reconoce dificultades para controlar su creciente superficie de ataque. La ciberseguridad sigue viéndose como un asunto de TI, cuando en realidad es un desafío cultural.
La Ley 21.663 eleva el estándar nacional al exigir reportes oportunos, controles técnicos robustos, mejor gobernanza y mejoras continuas. No es solo un marco de multas: instala una lógica de prevención.
El verdadero desafío, sin embargo, es avanzar del manejo de incidentes a la gestión de resiliencia. Las organizaciones que integran la seguridad en su estrategia no solo reducen riesgos: habilitan innovación, protegen operaciones y ganan competitividad en un entorno donde la interdependencia digital es total. La ciberseguridad deja de ser un costo y se convierte en una inversión que define liderazgo y confianza.
Carlos San Martín, Director de Crecimiento, Netdata Cybersecurity





















