Existe un amplio consenso en reconocer que el actual sistema de créditos estudiantiles, y en particular el CAE, en Chile han cumplido su ciclo. Los últimos gobiernos, de distintos signos, han buscado abordar los efectos no previstos del CAE. Es por eso que, recogiendo lecciones de los esfuerzos previos, el Gobierno presentó en octubre de 2024 un nuevo instrumento de financiamiento público para la educación superior: el FES.
El proyecto de ley busca poner fin a las deudas bancarias que afectan a millones de estudiantes y familias chilenas, proponiendo una reorganización y condonación de las deudas asociadas al CAE, al Fondo Solidario (FSCU) y los Créditos CORFO, permitiendo la condonación total o parcial de las deudas educativas, dependiendo del caso.
El nuevo sistema de financiamiento, FES, ofrece una mayor flexibilidad en su uso, con porcentajes del 50%, 75% y 100% de los valores regulados de aranceles y matrículas. Además, se establece un límite para evitar pagos excesivos y asegurar que ningún estudiante quede sin financiamiento.
El FES no es un impuesto, ya que no es obligatorio y no está asociado a una contraprestación estatal específica. Es un sistema de financiamiento público voluntario, tanto para instituciones como para estudiantes, distinto a un crédito y sin la participación de los bancos.
Las estimaciones de la Biblioteca del Congreso Nacional y la University College London (UCL) coinciden en que entre el 60% y el 74% de las personas pagarían menos con el FES que con el CAE. En promedio, las familias pagan un 14% de sus ingresos mensuales con el CAE, mientras que con el FES solo pagarían un 4%. Un ejemplo: una persona que gana $800.000 pesos con el CAE pagaría $114.000 mensuales, mientras que con el FES solo pagaría $32.000.
Este cambio se logra al eliminar la participación de los bancos, lo que también reduce los costos para las instituciones de educación superior y el Estado.
Además, el FES permite una administración más eficiente, reduciendo los gastos de cobranza y poniendo fin a los pagos de garantías a favor de los bancos. También se contempla el uso de excedentes del Fondo Solidario en las universidades del CRUCH. El proyecto establece que los recursos se destinen exclusivamente a propósitos educativos, asegurando la transparencia y efectividad del sistema.
Estamos construyendo un sistema más justo para las personas y más eficiente para el país. Cada peso que hoy se pierde en ineficiencias, con este proyecto, se transforma en recursos para otras necesidades, como el sistema escolar y parvulario, pero también para investigación, creación e innovación.
Este proyecto no divide a Chile, lo une. El FES propone una solución justa y fiscalmente responsable a la pesada deuda estudiantil y a la necesidad de otorgar sostenibilidad al sistema. El fin al CAE es un consenso en la sociedad chilena, es un acto de justicia social que, además, ayuda a garantizar el acceso de millones de estudiantes a la educación superior.