En Chile uno de cada 51 niños que vive en zonas urbanas presenta trastorno del espectro autista (TEA), según reveló un estudio publicado en la Revista Chilena de Pediatría en 2021. Dentro del espectro se encuentra el autismo no verbal, una condición que afecta a cerca de un tercio de las personas con TEA y que se caracteriza por la ausencia o el uso muy limitado del lenguaje hablado.
Aunque no implica una falta de comunicación, el autismo no verbal plantea desafíos particulares para las familias y los sistemas de apoyo, los cuales deben adaptarse a formas alternativas de interacción. En este contexto, las personas autistas no verbales a nivel nacional están encontrando nuevas formas de expresarse gracias a diversas herramientas y al apoyo de familias, escuelas y organizaciones.
Existen estrategias que no solo amplían la comunicación, sino que también refuerzan el principio de “presunción de competencias”: toda persona comprende y quiere comunicarse. Así lo señalan las académicas Patricia Estay, Bernardo Cabezas y Ángela Rocco, de la Escuela de Educación Diferencial de la Universidad Santo Tomás, quienes aseguran que, desde esta perspectiva inclusiva, se visibilizan capacidades más allá del lenguaje oral y se reconoce que una persona autista tenga pensamientos, emociones o deseos que expresar, abriendo caminos para integrar alternativas de comunicación en entornos escolares y sociales.
Este enfoque ha impulsado el uso de Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC), como tableros con pictogramas, aplicaciones de voz o lengua de señas, los cuales permiten a personas sin lenguaje oral participar activamente en la vida cotidiana y escolar. En el caso de Chile, la Ley TEA garantiza el derecho a la comunicación de las personas del espectro mediante el uso de estos apoyos comunicacionales, promoviendo su implementación.
Cabe destacar que, de acuerdo con las académicas, también es importante comprender que el uso de pictogramas o de dispositivos no “bloquean” el habla. Por el contrario, muchas veces lo impulsa y estimula.
De pictogramas a gestos: alternativas que impulsan el diálogo
“Ignorar a la persona, asumir que no entiende, o no ofrecerle un medio alternativo, son errores comunes” explica el equipo UST, quienes enfatizan en la importancia de hablarles con respeto, brindarles tiempo y usar apoyos visuales que contribuyan a una comunicación efectiva, otorgando accesos y “no forzarles a comunicarse como nosotros”.
En esa misma línea, afirman que el lenguaje no verbal también comunica. Los gestos, miradas, sonidos, posturas y expresiones son pistas valiosas del mundo interior de la persona autista. Esta validación de formas no convencionales de expresión y responder a ellas permite construir puentes de diálogo: “Comprender su propio “idioma” no verbal y responder a él disminuye la ansiedad y fortalece el vínculo. Las conductas desafiantes muchas veces son mensajes no comprendidos”.
Finalmente, las familias y las escuelas cumplen un rol fundamental al facilitar el acceso a estos apoyos y confiar en las capacidades de cada persona, estimulando sus competencias y tratando de comprender las señales no verbales, permitiendo que la comunicación emerja y con ella nuevas oportunidades de inclusión.
Estay y Rocc llaman a seguir promoviendo la investigación, formación y difusión de estas herramientas, con el fin de avanzar hacia una sociedad que reconozca y respete la diversidad en sus múltiples formas de expresión. Asimismo, destacan la importancia de mantener un compromiso constante con las personas con trastorno del espectro autista, apoyando su inclusión, participación y desarrollo integral en la sociedad.





















