En el marco del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, es relevante preservar y acceder a los registros audiovisuales que son fundamentales para los saberes y la identidad de las comunidades. Esta jornada, promovida por la UNESCO, subraya la relevancia de estos materiales como testigos de la vida cotidiana, la cultura y los momentos históricos que forman parte de la memoria colectiva. Para María Teresa Silva, académica de la Carrera de Comunicación Audiovisual de Universidad de Las Américas, el valor de dichos archivos radica en su capacidad de conectar a las personas con su pasado, proporcionando «una fuente de conocimiento para las generaciones futuras y una comprensión del mundo que compartimos y nos rodea».

Uno de los desafíos principales es la necesidad de acceso y democratización. En Chile, las instituciones culturales enfrentan el reto de facilitar la conservación de los materiales históricos mediante diversas plataformas. En esta línea la experta de UDLA comenta que “es esencial que las comunidades puedan acceder a estos materiales de forma significativa, lo que contribuye a la formación de audiencias y permite que el consumo cultural se extienda de manera equitativa». Sin embargo, en este aspecto existen notables disparidades, lo que demanda políticas que prioricen fondos y recursos para acercar el arte y el patrimonio audiovisual a más personas y territorios.

La digitalización ha transformado la conservación de estos registros. Según la académica, «digitalizar material audiovisual de archivo facilita la conservación de la memoria fílmica de un país y, al mismo tiempo, asegura que el acceso sea equitativo». Este proceso, facilitado por la inmediatez de las plataformas digitales, también permite que los archivos sean aprovechados en contextos educativos, generando aprendizajes significativos entre los estudiantes.

En la formación de comunicadores audiovisuales, poder conocer el patrimonio cultural y audiovisual juega un rol esencial. Silva señala la importancia de incluir a los estudiantes en las programaciones de centros culturales como la Cineteca Nacional de Chile. «Es deseable que el aula no sea estática y que se promueva asistir a visionados y conversatorios en torno a realizaciones que han sido rescatadas y forman parte de la memoria colectiva», señala, enfatizando el compromiso ético de los futuros profesionales en comprender el entorno y desarrollar proyectos con una conexión real a su contexto social.

Las instituciones educativas también juegan un papel vital en la preservación y promoción de este patrimonio. Como espacios de formación y congregación, ofrecen la oportunidad de reunir a la comunidad en torno al cine y a la memoria colectiva. «Las universidades son un espacio solemne para compartir conocimiento y formar ciudadanos conscientes de su entorno», afirma la experta de Universidad de Las Américas. Estos espacios de encuentro, como las cinetecas universitarias, permiten a los estudiantes y a la comunidad en general acercarse a los archivos audiovisuales y reflexionar sobre su impacto cultural.

Finalmente, la académica subraya que la preservación del patrimonio audiovisual no es una tarea exclusiva de las instituciones, sino que la sociedad en su conjunto puede contribuir a su conservación. “Dando espacio para consumir estos archivos en circuitos, carteleras, festivales y plataformas digitales de cine, nos hacemos parte del esfuerzo colectivo de distintos centros culturales”, enfatiza. Instancias como visionados y actividades familiares fomentan la comunicación y fortalecen los lazos sociales a través de la cultura.

Con la conmemoración de este día, se pone en valor la relevancia de preservar y transmitir el patrimonio audiovisual a las generaciones venideras, recordando la importancia de una historia compartida que nos conecta y nos define como sociedad.

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