⦁ Según Naciones Unidas, el 46% de los residuos plásticos se deposita en vertederos municipales, mientras que el 22% se gestiona de manera inadecuada y se convierte en basura.
Poner fin a la contaminación por plásticos y dar un giro hacia la verdadera economía circular se ha vuelto un objetivo prioritario para frenar y reducir los impactos negativos en la naturaleza, la salud y el clima. Justamente por eso, Naciones Unidas ha definido que el tema principal del Día del Medio Ambiente 2023 sea combatir esta problemática, impulsando la búsqueda de soluciones a través de un movimiento global que involucre a empresas, gobiernos y ciudadanía en general.
Desde la entidad, han asegurado que la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de los cuales son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos. “Hacer frente a este escenario es crucial debido que estos materiales persistentes y contaminantes amenazan la vida marina, contaminan el agua y contribuyen al agotamiento de los recursos naturales.
Los microplásticos, derivados de su descomposición, invaden los océanos y la cadena alimentaria, poniendo en peligro la salud humana”, señaló Natalia Conejero, Directora de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Bernardo O´Higgins.
En este contexto, el sector del envasado y empaquetado es uno de los grandes responsables. De acuerdo a antecedentes oficiales, los envases destinados a alimentos y bebidas alcanzan el 36% del total de lo producido. “Por eso es tan relevante impulsar un cambio desde el diseño, tomando como materia prima material reciclado en lugar de considerar el plástico virgen. Para eso, hay que establecer incentivos económicos reales que vengan desde las políticas públicas.
Hoy los plásticos vírgenes son más baratos que los reciclados y eso tiene que cambiar para hacer del reciclaje un sector competitivo y rentable”, aseguró Gabriel Fonzo, CEO de Integrity, compañía nacional referente en la fabricación de envases a partir de PET reciclado, que además son 100% reciclables y aptos para fruta fresca de exportación, productos de pastelería y alimentos en general.
Junto con alertar sobre la relevancia de impulsar el reciclaje, el último reporte de la ONU centró sus recomendaciones en otros dos ámbitos: la reutilización y la reorientación-diversificación, que incluye el reemplazo de desechables tales como los envoltorios de plástico, bolsitas (sachets) y artículos para llevar, por productos elaborados a partir de materiales alternativos. “El mundo de los bioplásticos compostables es una gran oportunidad para que las personas puedan hacer cambios en su día a día sin perder la comodidad y versatilidad del plástico.
Una de las grandes barreras de establecer rutinas más sustentables es que las personas asumen que será más difícil y caro y ese mito se rompe gracias a la innovación”, indicó Rodrigo Sandoval, CEO de I Am Not Plastic, start up chilena que ofrece productos para el hogar y las empresas 100% compostables.
Sus soluciones van desde bolsas de basura, herméticas y para desechos de mascotas, hasta desarrollos especialmente pensados para la industria de restaurantes y hoteles, como bolsas de vacío y mangas pasteleras. Todos son elaborados a partir de biopolímeros biodegradables, es decir, sometiéndolos a correctos procesos de compostaje se biodegradan en 180 días, en lugar de 500 años.
En cuanto a los desafíos, la académica del UBO enfatizó en que combatir los plásticos implica reducir su consumo, promover el reciclaje y adoptar alternativas sostenibles, para preservar los ecosistemas, proteger la biodiversidad y promover un futuro más saludable y sostenible para todos. “Esto implica también realizar campañas educativas para concientizar a la población, establecer regulaciones que responsabilicen a los productores, y fomentar la colaboración entre gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil para abordar de manera integral el problema de los plásticos”.
Equipo Prensa
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