Pablo Ortúzar Kuntsmann
Director de Diseño de Juegos Digitales
Universidad Andrés Bello, Concepción
La industria de los videojuegos, lejos de ser un nicho infantil, se ha consolidado como un fenómeno cultural masivo. En Chile, esta realidad es cada vez más palpable, desdibujando los antiguos prejuicios y revelando un panorama diverso donde las consolas, PCs y dispositivos móviles son el punto de encuentro de millones de personas, sin importar su edad.
Atrás quedaron los días en que los videojuegos eran vistos exclusivamente como un pasatiempo para niños y adolescentes. Hoy, la demografía del jugador chileno es un mosaico más complejo. Desde los clásicos «gamers» que crecieron con las primeras consolas, hasta las nuevas generaciones que se inician en el mundo de los e-sports o los juegos móviles, observamos un espectro amplio y en constante crecimiento.
Un aspecto llamativo es el auge del segmento de jugadores de mayor edad. Abuelos, padres, tíos… cada vez más adultos mayores descubren en los videojuegos una fuente de entretención, estimulación cognitiva y, en muchos casos, una vía de conexión social. Títulos de estrategia, rompecabezas, o incluso juegos que les permiten revivir épocas pasadas, se convierten en los preferidos. Plataformas accesibles y una interfaz intuitiva han democratizado el acceso, eliminando barreras que antes parecían infranqueables. Esta tendencia no solo se observa en Chile, sino que es un fenómeno global que demuestra la versatilidad y adaptabilidad de este medio.
La diversidad no solo se manifiesta en la edad de los jugadores, sino también en las plataformas y en el tipo de juegos que prefieren. Mientras algunos disfrutan de la inmersión de los videojuegos de última generación en consolas de alta potencia, otros encuentran su escape en los juegos casuales de sus smartphones durante el trayecto al trabajo o en un momento de descanso. La explosión de los juegos de mesa virtuales, los escape rooms digitales y las experiencias de realidad virtual también han abierto nuevas puertas, ofreciendo opciones para todos los gustos y estilos de vida.
En Chile, esta expansión se ve potenciada por una creciente comunidad de desarrolladores locales, eventos de videojuegos cada vez más concurridos y una mayor cobertura mediática. Los videojuegos han trascendido la etiqueta de «juego» para convertirse en una forma de arte, una herramienta educativa, un deporte profesional y, sobre todo, un punto de encuentro que une a personas de todas las edades. de los videojuegos en Chile es prometedor, y con él, un universo de posibilidades para seguir conectando y entreteniendo a una audiencia cada vez más amplia y diversa.