Pasan casi 4 horas diarias en Internet
Debido a la alta exposición a celulares, tablets, televisión y videojuegos, las niñas y niños chilenos entre 6 y 12 años están sufriendo efectos negativos en su bienestar físico y mental, de acuerdo a estudios realizados por la académica e investigadora del Departamento de Salud Pública de la Universidad de La Frontera (UFRO), Teresa Balboa Castillo, presentados en junio recién pasado. Entre los principales riesgos asociados a esta problemática, la investigadora estableció una estrecha relación entre el abuso de las pantallas y problemas de obesidad, trastornos del sueño y altísimas cifras de inactividad física.
Por otro lado, la Radiografía Digital NNA 2025 -encuesta realizada por Claro y Criteria y aplicada digitalmente a 1.577 niños, niñas y adolescentes de entre 8 y 17 años de todo el país- demostró que este grupo etario pasa 3,8 horas diarias en actividades de ocio en internet, 6 de cada 10 adolescentes siente que pasa demasiado tiempo conectado, el 25% de los niños entre 8 y 12 años ya tiene un plan de datos móvil propio, y el 96% de todos los encuestados afirma que Internet ha sido su compañía en momentos de soledad o aburrimiento, lo que refuerza ese rol de “reemplazo emocional” que hoy cumplen las herramientas y actividades online.
Estos datos reflejan una realidad cada vez más normalizada y masiva en los hogares no sólo de Chile sino a nivel global; el uso ocasional de las llamadas “pantallas” ha derivado en parte estructural del día a día de niños y niñas, lo que plantea serios desafíos para el bienestar físico, emocional y cognitivo de las nuevas generaciones.
El rol de las familias
Incorporar reglas claras sobre el uso de pantallas, privilegiar los espacios de juego al aire libre, fomentar actividades familiares sin dispositivos ni pantallas, y establecer rutinas de sueño adecuadas, son algunos de los pasos clave para contrarrestar este fenómeno.
En este escenario, la familia tiene un rol protagónico, ya sea creando espacios de interacción a través de juegos de mesa o actividades con sus pares, o poniendo a disposición de niños y adolescentes juegos que potencien la imaginación y el desarrollo cognitivo, en sus diferentes etapas. Para los infantes, juegos de masitas moldeables como Play-Doh les permiten hacer volar su creatividad, ya sea en solitario o en grupo, o si lo que se busca es sacarlos al exterior, juegos grupales como Nerf no sólo aseguran actividad física, sino que promueven el trabajo en equipo. «Para jugar en familia o con amigos, la mejor opción es un tiempo de desconexión y diversión con juegos de mesa. Una de las novedades de este año son las expansiones de Monopoly («Para Libre», «Ve a La Cárcel» y «Todo a La Venta»), que agilizan este juego clásico a partidas de 40 minutos. Para niños desde los 8 años, toda la familia amará esta nueva forma de jugar, en la cual pueden comprar el Banco, ganar el token especial de la limusina o enviar a alguien a la supercárcel”, señala José Massanes, gerente de marketing de Hasbro para la región Andina.
Lo cierto es que los juegos en familia son mucho más que una actividad de ocio; entre los beneficios que más se destacan está el fortalecimiento de vínculos, la construcción de recuerdos conjuntos, y el desarrollo de habilidades sociales clave para la etapa adulta como respeto, cooperación o resolución de conflictos. “Los juegos no solo entretienen, también estimulan el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Potencian la imaginación, la creatividad, generan alegría y contribuyen a un ambiente positivo en casa”, explica Camila Melín, Educadora de Párvulos y creadora de @mamaeducadora, donde comparte ideas y consejos para acompañar el aprendizaje desde el hogar. Además, advierte que “el uso excesivo de pantallas puede traer consecuencias importantes en la infancia, como problemas de sueño, sobrepeso, dificultades de aprendizaje, de conducta y en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales”. El problema principal es que muchas veces el uso de pantallas está reemplazando actividades clave para su desarrollo psicomotor y social, como el juego libre, la lectura o el ejercicio físico.
Estas dos últimas investigaciones dan una nueva señal de alerta sobre el impacto silencioso de las pantallas en la infancia. La tarea, dicen los expertos, es colectiva: requiere de la participación activa de padres, cuidadores, educadores y responsables de políticas públicas, para proteger el desarrollo sano y equilibrado de los niños en esta era digital.