Karen Núñez
Directora Magíster en Docencia Universitaria
Universidad de Las Américas
En Educación Básica, el juego es mucho más que un pasatiempo: es una herramienta fundamental para el desarrollo integral de los niños. A menudo subestimado, tiene un impacto profundo en el aprendizaje y gestión de habilidades, tanto cognitivas, sociales y emocionales.
Primero, estimula la creatividad y la imaginación. Por ejemplo, a través del juego de roles y de las actividades lúdicas, los niños pueden explorar mundos imaginarios, lo que fomenta su capacidad para pensar de manera innovadora y resolver problemas. Estas destrezas son cruciales tanto para la formación intelectual, como para enfrentar desafíos futuros.
Los niños son aprendices naturales y, cuando juegan, se involucran de manera activa y entusiasta en el proceso de aprendizaje. Esto contrasta con métodos más tradicionales, que a menudo son pasivos y menos efectivos. Al aprender jugando, los niños retienen mejor la información y desarrollan una actitud positiva en la adquisición de conocimientos.
A través de juegos en grupo, los niños aprenden a trabajar en equipo, compartir, negociar y resolver conflictos; interacciones que son esenciales para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales.
Para implementar lo anterior de manera efectiva en Educación Básica, es importante integrar el juego correctamente en el currículo. Las clases pueden diseñarse para incluir juegos educativos que refuercen los conceptos trabajados en estas. Asimismo, es crucial dedicar tiempo y espacios específicos para jugar. Esto no solo facilita la organización, sino que también transmite a los niños la importancia del juego en su educación.
Otra acción relevante, es adaptar los juegos a las diversas necesidades y estilos de aprendizaje. Esto puede incluir actividades individuales para aquellos alumnos que necesitan un enfoque más personalizado o planificar instancias de grupo para fomentar la colaboración.
También se debe evaluar regularmente la efectividad de los juegos utilizados y estar dispuesto a ajustar las estrategias según sea necesario. Esto garantiza la efectividad de esta herramienta. Por último, la participación de los padres en actividades lúdicas, es esencial para reforzar en casa el aprendizaje.
El juego no es solo un entretenimiento en la etapa de Educación Básica, sino que es una herramienta poderosa para el desarrollo integral de los niños. Al incorporarlo de manera efectiva en el aula, podemos crear un entorno educativo más dinámico, inclusivo y efectivo, preparando mejor a los niños para los desafíos del mañana.