Estos días hemos visto cómo padres, madres y sus hijos han vuelto a retomar algo tan característico del mes de marzo en Chile: la vuelta a clases presenciales, algo que según todos los expertos resulta esencial en el desarrollo educativo y personal de los estudiantes.
Para muchos, este fue su primer día, para otros, fue el retorno al aula tras dos años de clases vividas a distancia, detrás de un computador y conectados de forma virtual a la exposición del profesor. A medio camino entre esas dos experiencias, muchos estudiantes, incluídos sus padres y madres, así como sus profesores, también pasaron por otra vivencia: la educación híbrida.
Si bien este formato híbrido funcionó muy bien y fue útil en esos períodos de transición entre la teleeducación absoluta y la progresiva vuelta a la presencialidad, hoy se vislumbra como un formato que llegó para quedarse y que seguirá creciendo a futuro, ya que la pandemia nos enseñó que la educación puede ser flexible y ocurrir desde distintos espacios. Además, potencia y facilita la labor de los docentes, tanto en relación con los alumnos como en la comunicación con los padres. Aquí cobran especial relevancia herramientas educativas como las de Google Classroom o de videollamadas con Meet, las que todavía pueden seguir desempeñando un papel fundamental.
El uso de estas herramientas fue un gran apoyo para la comunidad educativa, ya que trajo consigo enormes ventajas para la comunidad educativa. Tanto es así, que durante la pandemia Google Classroom aumentó el porcentaje de uso en Chile llegando a convertirse en uno de los países con más uso de esta herramienta en Latinoamérica. Hasta finales del año pasado había cerca de 4 millones de estudiantes conectándose a través de las herramientas de Google, cuando antes de la pandemia el número de usuarios apenas se asomaba a un millón de personas.
En la vuelta a la educación presencial, estas herramientas de educación virtual seguirán siendo herramientas de apoyo fundamental, porque entregan muchas funcionalidades útiles para el docente, el alumno y sus padres. Los profesores no sólo pueden crear clases virtuales para la consulta de los alumnos, sino que además facilitan la interacción entre los estudiantes a la hora de hacer sus tareas y en la comunicación con los apoderados.
En esquemas presenciales, estas herramientas tecnológicas pueden seguir completando el trabajo en el aula, ya que permiten enviar tareas, pruebas o cuestionarios en línea para hacer seguimiento de forma más fácil y haciendo de la calificación de exámenes y registro de notas una tarea muy sencilla.
Así como en el pasado el libro de clases era un imprescindible del profesor en el aula y la libreta de comunicaciones era el canal oficial de interacción entre profesores y apoderados, desarrollos como estos se pueden convertir en un set de herramientas que le permita a los docentes bajar la presión a la que se ven sometidos, así como aumentar su productividad ahorrando tiempo y evitando el agotamiento que significa recibir constantes mensajes, a través de diversos canales, pidiendo feedback por el rendimiento de los alumnos.
Los padres, a su vez, pueden tener reuniones virtuales con los docentes u organizar eventos virtuales en los que participe un experto en diversas materias, algo muy útil y aprovechable incluso en el contexto del retorno a la presencialidad.
De esta manera, el nuevo esquema de interacción y reporte digital puede ser aprovechado como un círculo virtuoso en el que la comunidad educativa en su conjunto se sienta más cercana y partícipes del proceso educativo.
Por Fernanda Montes de Oca, gerenta de Ecosistemas Educativos de Google Hispanoamérica
Equipo Prensa
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