El fenómeno Uber y Cabify: Emparejar la cancha una tarea pendiente
La llegada de Uber y Cabify a Chile, no ha dejado indiferente a nuestros taxistas. Esto dado que se encuentran en una competencia desleal o al menos dispareja. Dado que ninguna de estas dos empresas cumple con regulación alguna.
Los taxis básicos, ejecutivos y radio taxis existentes, deben cumplir una serie de normas y obligaciones. Entre las principales destacan, el tener uso obligatorio de patente especial, autos de alta gama en el caso de taxis ejecutivos y radio taxis. Además de poseer el chófer licencia de conducir clase A, es decir ser conductores profesionales. Así como también, todas las empresas de este rubro deben tener un representante legal. Dichas regulaciones tienen como objetivo, un mayor grado de seguridad a los pasajeros y para el gobierno información relevante para licitaciones y regulaciones.
En el caso de Uber y Cabify, se opera al margen de la ley con complicidad del Estado. Esto porque tanto como Uber como Cabify, no cumple con ninguna de las normas y obligaciones antes mencionadas. Es decir, no poseen una patente especial, no utilizan autos de alta gama en una gran cantidad de ocasiones y lo más grave, los conductores de ambas empresas no poseen licencia clase A. La totalidad de los conductores de este tipo no son conductores profesionales y son choferes muchas veces principiantes o que realizan está función en tiempo parcial. Y esto claramente va en desmedro de la seguridad de los usuarios. Además al no tener representante legal y no estar sujeto a las normas y leyes del Ministerio de Transportes en caso de accidentes no se sabe quién responde.
Uber y Cabify, han tenido muy buena aceptación por parte de los usuarios en nuestro país, este nuevo sistema con mejor tecnología y aplicaciones, tiene como atributo prestar un servicio más rápido, y con condiciones de pago más favorables a los clientes. Se paga con tarjeta de crédito, es decir a 30 días.
Soy un defensor de la competencia y los beneficios que genera. Pero se debe cumplir con un principio básico, que es la igualdad ante la ley. Aquí se trata de mejorar el servicio evidentemente, pero exigir las mismas normas y regulaciones vigentes que cumple toda nuestra plaza de taxis y radio taxis. Y no se les puede dar semejante ventaja a estas dos empresas de no cumplir legislación alguna. Ya que claramente, ahí no estamos favoreciendo el libre mercado y la competencia.
Creo que el actuar del gobierno ha sido muy lento y la razón en mi opinión es que Uber y Cabify han generado empleo y ha sido una importante oportunidad laboral sin regulación alguna para muchos cesantes y jóvenes. Esto dado el mal desempeño económico experimentado por Chile y las altas tasas de desempleo, explicaría en parte porque el Estado ha preferido mirar al techo en vez de regular.
José Francisco Cuevas Vila
Ingeniero comercial
Magíster en Economía
Twitter: @JFCuevasVila
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