A los 17 años, Valentina Valenzuela sabe que la música puede transformar una vida. En su caso, fue el violonchelo el que le enseñó a mirar el mundo con más sensibilidad y disciplina. “Yo quería tocar violín, pero me dijeron: ‘usted se ve alta, así que va a tocar chelo’. Al final no crecí más, pero me enamoré del instrumento. Me gusta su sonido, me gusta tocar sentada, y me siento poderosa cuando lo hago”, cuenta entre risas.
Estudiante del Liceo Nuestra Señora de la Merced de San Carlos, Valentina lleva tres años como parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Regional de Ñuble de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile FOJI, un espacio donde, según dice, ha aprendido mucho más que música. “La orquesta me ha enseñado a escuchar, a tener paciencia, a compartir. Es como una familia donde todos crecemos juntos”, reflexiona.
Esa misma emoción la comparte Luis Araya, de 16 años, estudiante del Liceo Bicentenario Polivalente de San Nicolás, quien se ha ganado un lugar único dentro del elenco: es el único oboísta de la región. Su historia comenzó casi por casualidad, en un concierto escolar donde vio por primera vez aquel instrumento de sonido dulce y difícil de dominar. “No conocía mucho el oboe, solo por el Lago de los Cisnes, pero me ofrecieron el cupo y no quise perder la oportunidad. Ahora no me imagino sin él”, confiesa.
Con humildad y entusiasmo, Luis agradece lo que FOJI ha significado en su vida: “El oboe es carísimo, jamás habría tenido acceso a uno. Gracias a la orquesta y al apoyo de mi liceo puedo tocarlo, aprender y soñar con seguir creciendo. Es una experiencia que te cambia”.
Ambos jóvenes son parte de los 57 integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Regional de Ñuble, un proyecto que reúne a niños, niñas y jóvenes de distintas comunas como San Carlos, Chillán, San Nicolás, Cobquecura, San Ignacio, Pinto y Chillán Viejo, y que se ha consolidado como una verdadera escuela de talento y esfuerzo. Bajo la dirección de Cristóbal Leiva y la coordinación de Leidy Enríquez, la agrupación no solo forma músicos, sino también personas comprometidas con su entorno y con el arte como camino de desarrollo.
Este 5 de noviembre, esos sueños compartidos volverán a cobrar vida en el Teatro Municipal de Chillán, donde la orquesta ofrecerá dos presentaciones: un concierto educativo a las 10:30 horas, dirigido a estudiantes, y un concierto de gala a las 19:00 horas, que coronará la temporada 2025.
Cada nota, cada ensayo y cada historia son testimonio de lo que FOJI impulsa en Ñuble: una generación de jóvenes que encuentra en la música su manera de decirle al mundo que el arte también puede ser futuro.
Desde su creación, la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile trabaja para democratizar el acceso a la formación musical sinfónica de excelencia, generando oportunidades de desarrollo artístico y humano a través de la práctica orquestal. En la Región de Ñuble, esta misión se materializa en un trabajo territorial sostenido, que promueve la participación de niños, niñas y jóvenes de distintas comunas, potenciando el talento regional.
A través de programas, becas y alianzas con instituciones culturales, FOJI busca fomentar la cultura, el arte y la música sinfónica como herramientas de transformación social, contribuyendo a que la música llegue a más comunidades y se consolide como un espacio de encuentro.





















