Chile sigue liderando América Latina en desarrollo de inteligencia artificial, pero su ventaja se achica. El Índice Latinoamericano de IA 2025, elaborado por la CEPAL y el CENIA, muestra que la brecha que antes era de 22 puntos hoy es solo de 7. El liderazgo se mantiene, pero cada vez más por inercia que por impulso.
La advertencia es clara: si el país no acelera, otros lo alcanzarán. La IA no se gana con diagnósticos, sino con acción coordinada. Chile necesita una estrategia tripartita que combine tres ejes inseparables: inversión pública sostenida, colaboración con el sector privado y alfabetización digital desde la infancia.
El Estado debe pasar del diagnóstico a la ejecución. No bastan las estrategias declarativas; se requieren programas nacionales que promuevan infraestructura, investigación aplicada y adopción tecnológica en todos los sectores. Los países que nos siguen —Brasil, Argentina y Colombia— ya están multiplicando sus esfuerzos en redes de datos, centros de excelencia y formación técnica.
La segunda clave es la coordinación. La inteligencia artificial no avanza en silos. Gobierno, empresas y universidades deben compartir metas y recursos bajo una gobernanza común. Una mesa nacional de IA, con representación equilibrada, permitiría definir estándares éticos y metas anuales claras.
Y el tercer eje, quizás el más determinante, es la alfabetización digital. No basta con formar ingenieros: hay que enseñar desde la escuela a comprender la tecnología, sus riesgos y su potencial. Un país que educa en IA desde la niñez no solo usa la tecnología: la crea con propósito.
Chile está ante una encrucijada. O refuerza su liderazgo con visión de largo plazo, o cede el paso a quienes están avanzando con más decisión.
Carlos Villarroel, Líder de Tecnologías Disruptivas SONDA.