En tiempos donde la conectividad parece estar al alcance de todos, es fácil caer en la ilusión de que la tecnología puede transformar la educación. Sin embargo, la experiencia de Enseña Chile en terreno y la evidencia acumulada nos recuerdan que el verdadero cambio ocurre cuando la tecnología se pone al servicio de un propósito pedagógico claro.
Durante la pandemia, vimos cómo la brecha digital se convirtió en una barrera insalvable para miles de estudiantes. La falta de dispositivos, conectividad estable y formación docente dejó a muchos fuera del sistema educativo. Hoy, el debate sobre tecnología en educación debe ir más allá de la infraestructura. No basta con entregar dispositivos o asegurar conexión: se requiere propósito, liderazgo y una cultura de aprendizaje activa. La clave está en cómo se usa la tecnología para potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje y no en la herramienta misma.
Y es que la transformación digital en educación no debiese ser vista como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar aprendizajes significativos, promover la equidad y fortalecer comunidades que aprenden. Para lograrlo, es fundamental que cada decisión tecnológica esté guiada por una visión pedagógica clara, que involucre a toda la comunidad educativa y que se sostenga en ciclos de mejora continua.
Desde nuestro proyecto “Aulas sin límites” en alianza con SLEP Llanquihue, Pulso Escolar y Efecto Colectivo (iniciativa de Fundación Reimagina y BHP Foundation), hemos visto que, cuando se articula la tecnología con un propósito pedagógico profundo, se generan oportunidades reales para comunidades educativas vulnerables. Para lograrlo, es fundamental el acompañamiento docente, la contextualización de los programas formativos y el trabajo colaborativo, donde el fortalecimiento de capacidades y el uso de tecnología respondan a las necesidades de cada comunidad educativa.
Porque al final del día, las herramientas digitales no enseñan; enseñan las personas. Y cuando esas personas cuentan con propósito, formación y acompañamiento, la tecnología puede convertirse en una palanca poderosa para ampliar horizontes, derribar barreras y construir una educación llena de oportunidades y al alcance de todos.
Yohana Benavides
Subdirectora de Comunidades que Aprenden, Enseña Chile