• Por: Valentina Alvear, Gestora de Innovación y Tecnologías Educativas de editorial Caligrafix, Máster en Tecnologías Educativas y Competencias Digitales.

Como mujer, madre de una niña y un niño, y profesional en un cargo de liderazgo, entiendo que la equidad de género no es sólo un concepto, sino un compromiso diario. He visto cómo la sociedad sigue marcando caminos distintos según el género, y sé que, como madre y educadora, tengo la responsabilidad de desafiar esas barreras.

Esta convicción nació en mi infancia. En kínder, era inquieta y curiosa, siempre explorando. Mi educadora de párvulos, la tía Olga, me llamaba «Valentina Valiente», y yo me lo creí. Ese nombre se convirtió en un recordatorio de que no hay obstáculo que no pueda superar. Su influencia fue clave en mi camino para convertirme en educadora.

Por eso sé el impacto que tienen educadoras y educadores en la vida de niñas y niños. Un gesto o palabra de aliento pueden marcar la diferencia y fortalecer su autoestima. La equidad de género en la educación parvularia no significa tratar a todos por igual sin reconocer diferencias, sino garantizar oportunidades sin estereotipos. La infancia es el momento clave para romper barreras y permitir que cada persona crezca con libertad.

Esto comienza en el aula, a través de interacciones basadas en el respeto y la autonomía. Los materiales educativos y juegos deben ser diversos y libres de sesgos. No se trata sólo de permitir que una niña juegue con herramientas o un niño con muñecas, sino de hacer que esas elecciones sean naturales. El lenguaje también importa: pequeños cambios como decir «niñas y niños» o evitar frases como «las niñas son más tranquilas» ayudan a construir equidad.

Uno de los principales desafíos es la persistencia de estereotipos en la vida cotidiana, desde los espacios de juego hasta las expectativas de las personas adultas. También existe resistencia de algunas familias o miembros de la comunidad educativa, por lo que es clave abrir espacios de diálogo y mostrar que la equidad no es una amenaza, sino una oportunidad para crecer con libertad.

Fomentar la equidad de género en la educación mejora el desarrollo infantil. Un ambiente inclusivo fortalece la confianza, la empatía y la capacidad de adaptación, además de contribuir a eliminar brechas históricas. Si niñas y niños crecen sabiendo que pueden desempeñar cualquier rol en la sociedad sin que su género los límite, elegirán su camino con seguridad y libertad.

En Caligrafix creemos que los materiales educativos son herramientas clave para una sociedad equitativa. Diseñamos recursos que fomentan el respeto, la diversidad y la equidad de género, evitando estereotipos y promoviendo el aprendizaje inclusivo con el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Queremos que cada niña y niño crezca con el derecho de ser quien realmente es, sin etiquetas ni restricciones.

Bajo esta mirada, nuestros libros y materiales están elaborados con un enfoque inclusivo, evitando los estereotipos de género y mostrando a niñas y niños en una amplia variedad de roles. Sabemos que la representación importa: cuando una niña o un niño se ve reflejada o reflejado en los contenidos educativos, entiende que puede ocupar cualquier espacio en la sociedad sin limitaciones impuestas por su género.

Si logramos que niñas y niños crezcan en un ambiente donde su género no determina sus oportunidades, formaremos generaciones con mayor confianza y libertad para elegir su propio camino.

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